lunes, 24 de septiembre de 2012

'Todos los hombres del presidente' - El cuarto poder


Carl Bernstein (Dustin Hoffman): Hola, soy Carl. Siento molestarlo. Vamos a publicar que Haldeman era la quinta persona en controlar el fondo, y nos están fastidiando. Tenemos tres confirmaciones, pero si nos pudiera ayudar se lo agradeceríamos.

Fuente: no diré nada de Haldeman, nunca.

Bernstein: lo entendemos, no querríamos que lo hiciera, si habla va contra la ley. Solo queremos saber si debemos esperar a publicar la historia. Le agradeceríamos que nos lo dijera.

Fuente: me gustaría, de verdad, ayudarles, pero no puedo.

Bernstein: Mire, voy a contar hasta 10, ¿de acuerdo? Si hay alguna razón por la que deberíamos esperar a publicar la historia, cuelgue antes de que llegue a 10. Si la historia es correcta, no cuelgue. ¿Todo bien?

Hace dos semanas os proponíamos un diálogo como Enigma Rosebud. Era un diálogo inventado, pero muy parecido a la famosa conversación que Dustin Hoffman tenía con una fuente en la película sobre el caso Watergate Todos los hombres del presidente (Alan J. Pakula, 1976). Este era el título que buscábamos, este era nuestro Enigma Rosebud. ¡Vamos con el especial!

Nada depende de esto excepto la primera enmienda, la libertad de prensa y quizás el futuro del país



Agosto de 1974. Richard Nixon dimitía como presidente de los Estados Unidos al verse implicado en el conocido caso de las escuchas ilegales en la sede demócrata, o de otro modo, en el caso Watergate, toda una conspiración que, más allá de pinchar los teléfonos de los demócratas, tenía como objetivo humiliar al partido demócrata y que además financió en cubierta al partido republicano de cara a las elecciones. Cantidad de altos cargos estuvieron implicados: todas las agencias de seguridad, el departamento de justicia, el ala oeste y, finalmente, Nixon. El caso Watergate se ha convertido en el caso paradigmático del periodismo de investigación, en el ejemplo de todos aquellos que quieren reivindicar el buen periodismo y su función principal: controlar al poder, vigilarlo e informar a la ciudadanía, que es quien tiene la soberanía, del uso que gobernantes y políticos están haciendo del poder que se les ha entregado para representar a todo un país. Sin embargo, el caso Watergate sería hoy inexistente de no ser por dos nombres: Bob Woodward y Carl Bernstein, los dos periodistas del Washington Post que destaparon toda la trama.


Sobre ellos y su investigación trata la película Todos los hombres del presidente, adaptación del libro homónimo escrito por los mismos Woodward y Bernstein, en el film interpretados por Robert Redford y Dustin Hoffman respectivamente. Lo importante aquí, pues, no son Nixon y sus cintas, sino la investigación, el cómo consiguieron las fuentes, el cómo sacaron adelante una historia que fue atacada por todos lados y que sin el apoyo del editor del Post, Ben Bradlee, no hubiera salido a la luz. Bradlee, que por cierto, en el film era interpretado por Jason Robards, que se llevó el Oscar el mejor actor secundario. El suyo fue uno de los cuatro premios de la Academia que se llevó el film de Alan J. Pakula, contando mejor dirección artística, sonido y guión adaptado.
 
Pero ¿porqué merece ser homenajeada Todos los hombres del presidente? ¿Porqué dedicarle un especial como película? Porque, primero de todo, y más allá de su importancia periodística y/o política, el film presenta un magistral montaje, con el ritmo adecuado e in crescendo a medida que avanza la investigación -montaje ayudado por la música de David Shire-. Además, el guión es de aquellos libretos que te mantienen alerta durante toda la película, con diálogos punzantes y a dos mil quilómetros por hora, una maravilla!
 
A J. Pakula, por supuesto, también hay que reconocerle el magnífico trabajo con la cámara -las escenas de búsqueda en la biblioteca, las corredizas por la redacción, las reuniones con los editores, conversaciones por teléfono... ninguna de ellas sería lo mismo sin su visión detrás de la cámara-, así como su dirección de actores. Redford, Hoffman y Robards están geniales, pero tampoco hay que olvidar a Jack Warden, Martin Balsam ni Hal Holbrook, la Garganta Profunda, una de las fuentes más importantes en la investigación del caso Watergate. Y con este magnífico elenco acabamos este pequeño pero sentido reconocimiento a esta gran película que es Todos los hombres del presidente.

Os dejo con la escena final de la película, un más que buen resumen de cómo acabó el caso Watergate, de hasta dónde y sobre todo hasta quién llegaron las investigaciones de Bob Woodward y Carl Bernstein. 


 
P.D. Por cierto, y ya que hablamos de cine periodístico, os recomiendo El dilema de Michael Mann, fantástico retrato de la ética periodística frente al poder del dinero, aquí representado por la industria tabacalera. Sus protagonistas, unos magistrales Russell Crowe y Al Pacino. Si no la habéis visto, ¡no os la perdáis!

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