miércoles, 1 de agosto de 2012

La Rosa Púrpura del Cairo, triste y preciosa joya de Woody Allen - Solución a El Enigma Rosebud

 

Time's up! Ya estamos aquí con la solución al Enigma Rosebud que os proponíamos el pasado viernes. Cómo muy bien dijo Geni, el título escondido era La Rosa Púrpura del Cairo (1985), una de las joyas de Woody Allen. Evidentemente, con un cineasta que escribe y dirige una película por año, siempre hay bastante polémica en cuanto a los resultados. No obstante, hubo un tiempo en que Woody Allen hacía grande el cine. Annie Hall, Manhattan, Delitos y faltas, Hannah y sus hermanas, Misterioso asesinato en Manhattan, etc. conforman, sin duda alguna, la época dorada del director. La Rosa Púrpura del Cairo está dentro de este grupo, y es por eso que se merece un especial de Cinema Lights. Además, en el blog le tenemos especial aprecio a esta cinta. Un día -desde aquí lo animo- nuestro compañero Alain, gran fan y conocedor de Allen, nos hará un especial sobre él, el valor de sus películas y las etapas de su filmografía. Hoy, sin embargo, me limito a transmitiros lo que siento cada vez que me encuentro con Cecilia delante de la pantalla, viendo por décima vez una película llamada La Rosa Púrpura del Cairo. ¡Para ella va!




I just met a wonderful new man. He's fictional, but you can't have everything.

Los extraños efectos de la ficción. Ensoñación, reflexión, divertimento, emoción, amor... pero, a pesar de todo, ficción. He aquí el porqué de la tristeza de La Rosa Púrpura del Cairo. La ficción nos puede llevar a una infinidad de mundos nuevos, tantos como podamos imaginar; nos hace pasar buenos ratos, nos entretiene y nos encanta. Sin embargo, siempre acabamos volviendo a la realidad, y si lo que nos espera al salir del cine o al cerrar el libro es una vida miserable, rutinaria, sin estimación ni amor, la caída puede ser fuerte. Y esto es realmente triste. 

Cecilia (Mia Farrow) trabaja en Nueva Jersey y vive con su marido, que nunca está en casa y cuando llega siempre va bebido. Lleva una vida rutinaria, triste y bastante miserables. Su único aliciente es ir al cine y dejarse llevar por las historias que suceden en la pantalla. Se sabe todas las películas de memoria y cuando en la sala del pueblo estrenan La Rosa Púrpura del Cairo, no tarda en volver a verla una y otra vez. Hasta que un día, en medio de la proyección, el personaje protagonista, Tom Baxter (Jeff Daniels), sale de la pantalla para conocer a esta chica que ya ha venido tantas veces a verlo. El escándalo está servido. La película no puede continuar sin el protagonista, los demás personajes quedan atrapados en una misma escena y, en la vida real, proyector, productores, director y actores empiezan a buscar a Baxter para que vuelva a la pantalla, sobre todo Gil Shepherd (Jeff Daniels), el actor que encarna a Tom Baxter y que no quiere perder ni un céntimo de dinero ni fama con este altercado.

Woody Allen muestra aquí todo su talento al mezclar drama y comedia con ingenio, encanto y originalidad. La cara de Mia Farrow cuando el Jeff Daniels de la pantalla la llama y habla con ella no tiene precio. Además, los paseos de Tom Baxter por New Jersey y sus descubrimientos sobre la vida real son de lo más divertido -eso de que los besos en la vida real no acaben con un fundido en negro no se lo esperaba-. Al mismo tiempo, vemos a una Cecilia que se debate entre una más que atractiva ficción y la pura realidad. Al final, sea por engaño o por lógica, la realidad siempre se impone, y la comedia en la vida de Cecilia vuelve a quedar encerrada en la pantalla de cine.


La ensoñación, las historias y los personajes de ficción nos pueden dar fuerza, pero siempre somos nosotros los que tenemos que trasladar esta fuerza al mundo real para intentar cambiarlo. Solo nosotros mismos podemos cambiar nuestra vida; los demás no pueden hacerlo por nosotros. Mia Farrow encarna con ternura y encanto a este personaje desesperado por vivir y ser querido, y sustituye como protagonista al típico alter ego de Allen, hipocondríaco, maniático y obsesionado con la muerte. Cecilia representa la ordinariedad del pueblo y la sociedad norteamericana de principios de los años 30, después del Crack de Bolsa del 29. Crisis económica y miseria personal que Woody Allen nos presenta con un precioso homenaje al cine y a las dos caras del cinéfilo -la real y la ficticia-, aquí representadas por los dos personajes que tan brillantemente interpreta Jeff Daniels. Por original, por realista y ficticia, por tierna, por cinéfila, por triste y por encantadora, La Rosa Púrpura del Cairo es mi película favorita de Woody Allen.



En los últimos años hay que decir que el nivel de los films de Allen ha bajado -para algunos en picado, para otros tranquilamente en paracaídas-. Personalmente, desde principios de siglo solo me quedaría con La maldición del escorpión de Jade, Match Point, Si la cosa funciona y Midnight in Paris, la única postal europea que de momento le ha funcionado. Pero bueno, sea como sea, un hombre que es capaz de crear un personaje como Cecilia y de presentar su desdichada vida de una forma tan original como esta, se merece que uno de sus personajes salga de la pantalla y lo felicite.


P.D. Por cierto, aquí tenéis la sopa de letras con cada palabra marcada. Y claro, la pista de The Newsroom, que desde aquí aprovecho para recomendar a todos los amantes de Alan Sorkin y las buenas series, era Jeff Daniels, protagonista de serie y película. ¡Saludos!

2 comentarios:

  1. "La Rosa Púrpura de El Cairo" representa un gran homenaje al cine, a esa fábrica de sueños que es capaz de hacernos olvidar de nuestras penurias. y soñar con la existencia de otra vida mejor.

    Sí, realmente esta película pertenece a esa época dorada de Allen que comienza con Annie Hall i llega hasta los inicios de la década de los 90 (en la que podemos incluir también "Zelig", "Broadway Danny Rose", "Another woman" o "Alice", además de las que mencionas). Posteriormente su cine se hace más irregular, con algunas puntas sublimes (como "Desmontando a Harry") y algunos filmes muy menores. Pero el que no le podemos negar nunca a Allen es su gran ingenio, presente en el argumento de todas sus películas.

    A pesar de todo, habría que recordar que la idea de entrar o salir de la pantalla no era nueva, ya que ya en 1924 Buster Keaton había realizado un largometraje tituladao "El moderno Sherlock Holmes", en el que su protagonista (un proyeccionista de cine que interpretaba el mismo Keaton) entraba en la pantalla para salvar a la chica de sus sueños.

    Felicidades por el magnífico análisis que haces de la película. Y sólo me queda esperar que tu compañero Alain nos deleite pronto con un artículo especial sobre Woody!

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  2. Que más puedo decir que no hayáis dicho ya, M. del Mar y Gustau. Además estoy completamente de acuerdo. Sòlo puedo decir que sigo siendo una gran amante de Woody Allen a pesar de su bajón. Pero cómo no vamos a perdonárselo?? Una película por año... y aunque no sea buena seguro que la originalidad no la pierde.

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