martes, 28 de febrero de 2012

'Tan fuerte tan cerca', el duelo de un niño



Relaciones causales del mundo del cine, principio 1:

- Hollywood + niño = sentimentalismo
- Sentimentalismo+ Sandra Bullock = doble sentimentalismo
- Doble sentimentalismo+ terrorismo= triple sentimentalismo*

*en caso de que el segundo factor esté relacionado con el 11S, el sentimentalismo se multiplicaría por 5.


¿Problema? Que el cine no son matemáticas. Hay gente a quien le gusta un film, y gente a quien no le gusta; personas que odian a Sandra Bullock -mi compañero Alain, sin ir más lejos- y personas que se lo pasan muy bien con ella porque saben que sus películas son simple entretenimiento -aquí estoy yo-. Así pues, y como ya se vio hace poco en las reacciones dispares que tuvo su proyección en el Festival de Berlín, estamos delante de la típica película polémica (habrá película de la discordia, por supuesto).

Después de que su padre muera en el 11S, Oskar Schell (Thomas Horn) empieza una búsqueda por todo Nueva York para encontrar un último mensaje de su padre y para evitar olvidarse de él. "Si el Sol se apagara, nosotros continuaríamos viviendo tranquilos durante 8 minutos, sin enterarnos [...] yo no quiero perder estos últimos 8 minutos que me quedan de mi padre" (Oskar Schell).


Evidentemente, no estamos delante de una de las 9 mejores películas del año, en absoluto (Tintín, Super 8, El Topo, Los Idus de Marzo, Nader y Simin, por ejemplo, son mucho mejores ). Sin embargo, Stephen Daldry no decepciona. Podríamos estar delante de una ñoñería en toda regla, es cierto. Pero el director sabe lo que se hace, y sea por la capacidad que indudablemente tiene a la hora de dirigir a los niños (Billy Elliot) o por el modo en que tiene de contarnos cada escena, consigue crear una correcta película sobre el duelo de un niño por la muerte de su padre. Esto es Tan fuerte tan cerca: una historia sobre la pérdida, el dolor, la búsqueda, el encuentro, el amor y la vida, todo desde el punto de vista de un niño. Y 11S solo es el telón de fondo, que da pie a la historia y queda en gran parte disimulado (el toque de patriotismo es inevitable, pero en este caso Daldry lo sabe contener).

Bueno, pero hablando del niño, ¡qué niño! Un día tenemos que hablar de estos grandes talentos que se decubren en los cástings norteamericanos, en serio, porque el trabajo de Thomas Horn en este film es impecable, natural y conmovedor. Él es el peso de toda la película y su histeria, sufrimiento y miedos nos acompañan a lo largo de los 129 minutos de metraje. Ahora bien, esta película no sería ni la mitad de lo que es sin un personaje y un actor claves: Max Von Sydow. El actor de El séptimo sello (Ingmar Bergman), no abre la boca ni un momento, pero su capacidad para expresar lo que cree y siente el hombre al que interpreta es extraordinaria y digna de una nominación al Oscar.


Aparte de Horn y Sydow, Sandra Bullock y Tom Hanks están bastante bien, en los papeles, más que secundarios, de los padres del niño. Y Viola Davis es Viola Davis, haga lo que haga, sea un papel protagonista, secundario o de comparsa, siempre está brillante.

Así pues, no estamos delante de una gran película, pero sí ante un film correcto, bien dirigido, con una fotografía de la ciudad de Nueva York espléndida y no típica, con un tema musical precioso -no es lo mejor de Alexandre Desplat, pero sí que es una muy buena partitura- y, sobre todo, con dos interpretaciones redondas que nos hacen llegar la complejidad de unos personajes que, simplemente, se sienten solos.

Lo mejor: el niño y Max Von Sydow.

Lo peor: que no deja de faltarle algo, una chispa, en el guión, en la historia, para llegar a ser más que una correcta película.

Nota: 7

P.D. La película se estrena en España el 16 de marzo, así que ¡aquí estaremos para debatir, porque, después de todo, lo divertido del cine es, precisamente, que no sea matemáticas!

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Como dices, Mar, es una película correcta. Tampoco la encuentro insufrible como algunos opinan, no me aburrí viendola, quizás por la gran interpretación de Max Von Sidow (transmite tanto con la mirada, sufrimiento, como cuando no quiere seguir escuchando los mensajes del contestador)y el niño, al que yo no encuentro repelente. Quizás el tema del 11S és tan delicado y doloroso por sí mismo que su utilización para hacer una película sentimental es de recurso fácil y tramposo...

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