miércoles, 11 de enero de 2012

La película de la discordia - 'La dama de hierro'


El pasado viernes se estrenó La dama de hierro, un biopic sobre la primera ministra del Reino Unido Margaret Thatcher que gobernó entre 1979 y 1990. La película está dirigida por Phyllida Lloyd -que debutó con el musical Mamma Mia!- y protagonizada por Meryl Streep y Jim Broadbent. Es una de las cintas con más posibilidades en la carrera de los Oscar, pero una vez vista, la pregunta es si lo único que merece premio es la interpretación de Meryl Streep. A continuación, nuestra triple crítica de cada miércoles:

La dama de hierro es una película pretenciosa, que genera demasiadas expectativas pero se acaba quedando en poco. El hecho de querer abarcar toda su carrera política, además de los episodios sobre la demencia senil, hace que resulte ser una sucesión de imágenes, de eventos, de todas aquellas políticas que Margaret Thatcher llevó a cabo (la guerra de las Malvinas, las bombas del Ira, etc.), a través de ires y venires de reuniones parlamentarias, imágenes de archivo, etc. Con lo que al final acaba tratándose de una mera lista de todos sus logros, superficial y vacía. Así, aunque el montaje sea correcto, esta estructura a través de flashbacks puede acabar cansando al espectador con sus continuos cambios temporales y puede acabar con algún que otro sueñecito por parte del público.

Ahora resultará que los laboristas tenían razón cuando decían que la película era pura propaganda política del partido conservador, puesto que la representación de Thatcher no era la que se esperaba y la que todos tenían en mente. ¿Qué sentido tiene divinizar su figura cuando se la conoce por sus extremas medidas y su carácter déspota? Por otra parte, el relato sobre la demencia senil, la relación con su marido, que pretenden sensibilizar y conmover al espectador, no acaba tampoco de funcionar ni cumplir con su cometido. La única parte positiva de la película son las actuaciones de Meryl Streep, espléndida sobre todo en los episodios sobre la demencia (casi irreconocible), Jim Broadbent y también Alexandra Roach, los únicos motivos por los que verla. Pero eso no salva la película de ser fría, aburrida y distante.

Nota: 5

Alejandra Diez


El problema de los biópics es el encontrar el tono adecuado para tratar a la persona en cuestión, más aún si estamos hablando de un personaje tan odiado -y querido- por tanta gente como Margaret Thatcher. He aquí donde radica la principal pega del film de Lloyd, que nos presenta a un personaje demasiado benévolo. Me parece muy bien que intente buscar un punto más o menos objetivo entre sus políticas y su vida privada y que quiera encontrar su parte más humana con toda la narración de la demencia senil. Pero ¿dónde están sus políticas más feroces? ¿sus jueguecitos económicos con su gran amigo Reagan? ¿su relación con Pinochet? La objetividad, a pesar de algunas pocas escenas, no se ve por ningún sitio. Es un poco el miedo que tengo con J. Edgar, aunque esperemos que, estando Eastwood detrás de las cámaras, y Di Caprio delante, el resultado sea mucho mejor.

Ahora sí, Meryl Streep es la joya de la película. Su acento y tono de voz (se me ponen los pelos de punta solo de pensar en la versión doblada...), sus miradas, gesticulación y, en general, toda su interpretación, son merecedoras de todos los premios. Claro está, no obstante, que Streep ya tiene dos estatuillas y este año hay otras muy buenas interpretaciones femeninas -Dunst, por ejemplo-, pero si le dieran el Oscar este año, sería justo, como todas las veces en que ha sido nominada. Sin embargo, el impecable trabajo de Meryl Streep (la maquilladora sí que se merece el Oscar) no infravalora el de su compañero de reparto, un como siempre excelente Jim Broadbent. Ellos dos son los pilares que aguantan esta floja película que, a pesar de todo, presenta un más que correcto montaje, a modo de recuerdos y flashbacks, para contarnos la historia de la "maravillosa" dama de hierro.

Nota: 6

M. del Mar Gallardo

Acudí a ver la película por la campaña de los Oscar, puesto que el tráiler no auguraba nada bueno. Y así fue. La película llega a ser un panfleto propagandístico sobre la figura de Margaret Thatcher y Phyllida Lloyd opta por hacer una mitificación del personaje, en vez de diseccionar su espíritu y crear un buen personaje. Es un personaje controvertido y, en otras ocasiones como Steven Soderbergh y su díptico sobre Che Guevara, han hecho una reconstrucción de la figura desde un punto de vista objetivo y sacado de tópicos y tabúes. Pero aquí el guión del film no acierta con el tono y se pasa de benevolencia.

Fuera de las interpretaciones, lo más destacable es el montaje, una buena forma de narrar los hechos con esa Thatcher desolada en su vejez, sola y vacía -ese inicio sí podía augurar un buen biopic, peor queda en una ilusión primeriza- . Así pues, lo mejor es el recital interpretativo de Meryl Streep con una labor impecable, exquisita e inmejorable (eso sí, mediante un magnífico trabajo de maquillaje): dota al personaje de compostura y se mimetiza con la política británica. Ahora bien, con un guión tan flojo y es lo que me pasa con el reparto de Criadas y señoras, no quiero que gane el Oscar -¡ya tiene dos además!- . Prefiero que gane una actriz por una película en que su interpretación venga dada por un gran guión -mi favorita del año, Kristen Dunst- . Por cierto, no hay que desmerecer en absoluto, el trabajo de Jim Broadbent, olvidado en la carrera de premios que justamente sería un candidato a mejor actor de reparto.

Nota: 4

Alain Garrido

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo con que lo mejor de la película es la soberbia actuación de Meryl Streep que creo que se merece el Oscar.
    La verdad es que en un primer momento me dió la impresión de que se trataba al personaje con objetividad lo cual me gustó, pero creo que repasándolo mejor realmente la deja mejor que peor y realmente yo que viví sus dos legislaturas que coincidieron con las de Reagan las recuerdo con bastante odio y viendo la película casi me olvido de la manía que le tenía a la tal dama.
    Volviendo a la película sí me gusta el uso de los flashbacks y ahora veo que quizá sí es un poco maniqueista el partir de una mujer en plena degeneración senil.

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