lunes, 16 de enero de 2012

'Reservoir dogs', excelente opera prima - El Enigma Rosebud, solución

El viernes os presenté un Enigma Rosebud que resultó bastante fácil y es que la película en cuestión tiene una interminable lista de fans. Todos vosotros, los fans, no habéis dudado ni un minuto al escuchar la canción propuesta. Evidentemente, la cinta propuesta para el acertijo era Reservoir Dogs, el debut de Quentin Tarantino en 1992. Y, como sabéis, la canción es Stuck in the middle with you y forma parte de la siguiente y escalofriante escena:



Quentin Tarantino trabajaba en una tienda de vídeos en Los Ángeles y originalmente iba a filmar esta película junto a sus amigos con tan solo 30.000 dólares. Pero, por un contacto de aquellos que solucionan la vida, Harvey Keitel se involucró en el proyecto y quiso tener un papel y ayudar en la producción. Así, el presupuesto se alzó hasta 1'2 millones de dólares y la película aglutinó más caras conocidas. El resultado no es otro que el de uno de los mejores debuts de la historia del cine junto a Orson Wells y su Ciudadano Kane, Sam Mendes y su American Beauty, Sydney Lumet y los 12 hombres sin piedad o Al final de la escapada de Jean-Luc Godard.


Tarantino realiza una puesta en escena exquisita que empieza desde un primer momento con esa especie de prólogo, me refiero a la escena del bar con todos los criminales hablando de temas banales como el significado de la canción Like a virgin de Madonna. Su manejo de la cámara es increíble, tiene un pulso narrativo envidiable y mantiene a lo largo de la película un ritmo imperante. Elabora, además, una perfecta combinación de planos -algunos secuencia son obra de orfebrería- que dotan al film de una estructura visual muy potente.


Tarantino, como gran autor y cineasta, elabora su propio guión. Un libreto, de los mejores de los 90, que narran las peripecias del grupo de seis criminales que han ido a atracar una joyería: sus devenires posteriores son una sucesión de violencia, explosión de grandes diálogos y alteración entre pasado y presente. La estructura de Reservoir Dogs es un punto fuerte, puesto que sin haber ni un ápice de acción es un thriller formidable por el roden en que se conocen los hechos: se empieza por una conversación banal de ellos, continua con las consecuencias del atraco y, después, poco a poco, se van conociendo los detalles de como se ha llegado hasta tal punto.

Pero el guión tiene dos pilares más e incluso más potentes: la verborrea tarantiniana y el uso de la violencia inclasificable y padre de muchos títulos de las dos últimas décadas. Las cintas del director estadounidense suelen dejar frases para la posteridad y aquí no es menos, pero no solo eso, sino que los diálogos son un protagonista más de la acción y los tour de force entre personajes son obra de un genio. También hay que destacar la impecable labor de Sally Menke en el montaje y el espectacular reparto que está en estado de gracia: Harvey Keitel, Tim Roth, Edward Bunker, Michael Madsen, Steve Buscemi, Chris Penn, Lawrence Tierney y el propio Quentin Tarantino.


Con todo, Reservoir Dogs causó mucho revuelo en su estreno: por la innovación, las escenas de violencia, el homenaje a la música de los 70 y las múltiples referencias cinéfilas que se palpan. Rápidamente se erigió en una película de culto -solo hace falta ver la cantidad de merchandising que hay sobre ella- .

La opera prima de Quentin Tarantino es uno de los mejores debuts de la historia del séptimo arte y una bocanada de aire fresco al cine americano -que perdió el rumbo en los años 80- , ya que el cine independiente y de autor ha levantado en estas dos últimas décadas gracias a genios como él. Y así es, guste o no Tarantino hay que reconocer que es uno de los padres del nuevo cine americano, vaya del gran nuevo cine americano.

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